Pedro Miguel: El año de la cosecha

Está por terminar un año decisivo para el país, un año de estrenar cosas en todos los ámbitos. La escena política ha experimentado una nueva manera de perfilar la elección y la sucesión presidenciales en la cancha del partido gobernante, el cual es expresión político-electoral de un movimiento mucho más amplio: su máximo dirigente, que es también el Presidente de la República, propuso empezar por el relevo en el liderazgo del movimiento, proceso que fue aceptado y que se llevó a cabo entre los rechinidos de una máquina que empieza a funcionar por primera vez. A la postre, el sistema funcionó, de modo que no quedaron dudas en el partido sobre quién debía ser registrada como precandidata a la Presidencia. Mucho antes del registro, el 7 de septiembre, Andrés Manuel López Obrador entregó a Claudia Sheinbaum el bastón de mando, en presencia de los máximos dirigentes de Morena, de los gobernadores surgidos de la alianza Juntos Haremos Historia y de cuatro de los cinco políticos que compitieron con la ex jefa de Gobierno por la Coordinación de los Comités de Defensa de la 4T. Así quedó garantizada la unidad del movimiento, se allanó el camino a la selección de la candidatura presidencial y, lo más importante, se despejó el principal peligro del proceso en curso, que era el de una lucha interna fratricida.

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